La Autoestima 
Se define como la valoración que tenemos de nosotros mismos, la forma en que reconocemos o desconocemos nuestro valor, y aunque se puede comprender como un proceso íntimo e individual de cada persona, a menudo su construcción está influenciada por diferentes factores externos del diario vivir.
La autoestima se empieza a construir desde los primeros años de vida, y la infancia juega un papel sumamente importante en este proceso, pues es allí donde vivimos las primeras interacciones sociales, experiencias, reconocimientos y en donde creamos nuestros primeros vínculos afectivos, no solo con el exterior sino con nosotros mismos.
Si hacemos una pausa en este momento…
Y te pido que evoques un recuerdo de la infancia, una experiencia vivida con tus padres, unas palabras, esas que se te quedaron grabadas en el alma y que nunca nunca vas a poder olvidar. 🩷
¿Qué recuerdo se te viene a la cabeza, un recuerdo positivo o un recuerdo negativo?
¿te ayudó a la construcción positiva o negativa de tu autoestima?
Por fortuna para todos, la autoestima no es estática, se construye a lo largo de la vida, entonces cada día puedes trabajar para fortalecerla.
Aquí te dejo algunas recomendaciones para que empieces a ocuparte de ella….
Reconoce y acepta las cosas que no se pueden cambiar.
Deja las comparaciones, cada quien tiene su propio proceso.
Invierte esfuerzos en las cosas que puedes mejorar, estoy segura que tienes más de un talento para potenciar.
Plantéate metas alcanzables, realistas, tienes que ser totalmente sincero contigo mismo.
Evalúate continuamente, mide tus avances y verifica tus falencias así podrás implementar nuevas estrategias que te ayuden a llegar al resultado planteado.
Construye relaciones de calidad, saludables, honestas, rodéate de personas que te sumen.
Encuentra lo positivo entre lo negativo, cada evento desafortunado trae consigo aprendizajes importantes.
Aprende a utilizar las palabras, se muy cuidadoso en la forma como le hablas a los demás y cómo te hablas a ti mismo.
Las relaciones tóxicas no son saludables y mucho menos cuando son contigo mismo…
María E Hernández, psicóloga